martes, 17 de mayo de 2016

CAPITULO 13: PARTE VIII: DE LA PERCEPCION AL CONOCIMIENTO

1. Toda curación es una liberación del pasado. Por eso es por lo que el espíritu Santo es el único sanador. El enseña que el pasado no existe. La mente que sabe el a ciencia cierta, sabe también que vive en la eternidad, y no utiliza la percepción en absoluto. No se detiene a pensar donde está, ya que el concepto donde no significa nada para ella. Sabe que está en todas partes, de la misma manera en que lo tiene todo, y para siempre.

2. La diferencia que existe entre la percepción y el conocimiento resulta muy evidente si consideras esto: no hay nada parcial con respecto al conocimiento. Tu eres un aspecto del conocimiento, al estar en la mente de Dios. Todo conocimiento te pertenece, pues en ti reside todo el conocimiento. La percepción nunca es completa.

3. La percepción perfecta, tiene muchos elementos en común al conocimiento, el último paso, lo tiene que dar Dios porque el último de tu redención, Dios lo dio ya en tu creación. La separacion no es más que una formulación equivocada de la realidad que no tiene consecuencia alguna.

4. Sin el padre y sin el hijo el espíritu Santo no tiene ninguna función. No está separado de ellos al estar en la mente de ambos y saber que está mente es una sola. El Espíritu Santo es un pensamiento de Dios, y Dios te lo dio porque el no tiene ningún pensamiento que no comparta. El mensaje del espíritu Santo habla de lo intemporal en el tiempo, y por eso es por lo que la visión de Cristo contempla todas las cosas con amor.

5. Cada milagro que le ofreces al hijo de Dios no es otra cosa que la verdadera percepción de un aspecto de la totalidad. Cada hermano que ves libre de su pasado, te aproxima más al final del tiempo al introducir una manera de ver sana y sanadora en la obscuridad. La luz tiene que llegar hasta el mundo tenebroso para que la visión de Cristo sea posible incluso ahí.

6. Sólo hay un milagro, del mismo modo que sólo hay una realidad. El único milagro que jamás existió es el Santísimo hijo de Dios, creado en la única realidad que es su padre.

7. Alegraré de que tu función sea curar, pues puedes otorgar el regalo de Cristo. Ofrece el regalo de Cristo a todo el mundo, pues los milagros que le ofreces al hijo de Dios a través del espíritu Santo te sintonizan con la realidad. El conocimiento está mucho más allá de lo que te incumbe a ti como individuo. Tu papel en la redención te conduce al conocimiento mediante el re- establecimiento de su unicidad en tu mente.

8. Cuando te hayas visto a ti mismo en tus hermanos te liberarás y gozaras de perfecto conocimiento , pies habrás aprendido a liberarte a través de aquel que sabe lo que es la libertad. La Santa luz que viste fuera de ti en cada milagro que ofreciste a tus hermanos, se te devolverá.

9. Así como los milagros te unen a tus hermanos en este mundo, tus creaciones establecen tu paternidad en el cielo. el milagro que Dios creó es perfecto, al igual que los milagros que hiciste en su nombre. Cuando los aceptas, tanto tu como ellos dejáis de necesitar curación.

10. Dios conoce tu perfección, pero tú no, así que no compartes su testimonio de ella. Tampoco das testimonio de el, pues de la  realidad se da testimonio viéndola como una sola.

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