viernes, 22 de julio de 2016

CAPITULO 20: PARTE IV,: LA ENTRADA AL ARCA

1. Nada puede herirte a no ser que le confieras ese poder. Más tu confieres poder según las leyes de este mundo interpretan lo que es dar: al dar, pierdes.no es a ti a quien le corresponder dar poder a nada. Todo poder es de Dios. El no le da poder al pecado, por eso no tiene poder. Y tampoco le da poder a sus resultados: muerte, enfermedad, aflicción y dolor. Ninguna de estas cosas ha ocurrido porque el espíritu Santo no las ve.

2. El pecado no tiene cabida en el Cielo. Y en esto está tu necesidad de no ver pecado en tu hermano. El cielo se encuentra en el. Si ves pecado en el, pierdes de vista el Cielo. Contempla lo tal como es y lo que es tuyo irradiará desde el hasta ti. El tiene el poder de pasar por alto todos tus errores y en ello está tu salvación.

3. Tus desquiciadas leyes fueron promulgadas para que cometieses errores y estos tuviesen poder sobre ti al aceptar sus consecuencias como tú justo merecido.
Lo que Dios ha dado obedece a sus leyes y sólo a sus leyes.

4. Los que eligen la libertad experimentarán únicamente sus resultados.gozan del poder que procede de Dios y sólo están poder a lo que Dios ha dado.

5. Los que son incapaces de pecar dan tal y como han recibido.ve en tu hermano el poder de la impecabilidad y comparte con el el poder que le has concedido pra que se libere del pecado. A todo el que camine en aparente soledad se le ha dado un Salvador, cuya función es liberarlo, para liberarse a  si mismo. En la mundo de la separacion se le asigna ese papel a cada uno por separado aunque todos son uno. Cada uno encuentra a su Salvador cua do está listo para contemplar la faz de Cristo y ver que Este está libre de pecado.

6. No es este un plan que tu hayas elaborado, y no tienes que hacer nada, salvo aprender el papel que se te encomendó. Pues aquel que conoce todo lo demás se ocupará de ello sin tu ayuda. Al arca de la paz se entra de dos en dos. Toda relación Santa tiene que entrar aquí para aprender la función especial que le corresponde desempeñar en el plan del Espiritu Santo.

7. Este es el propósito que se te encomendó. No pienses que perdonar a tu hermano os beneficia solo a vosotros dos. Pues el nuevo mundo en su totalidad descansa en las manos de cada dos seres que entren allí a descansar. Y mientras descansan, la faz de Cristo refulge en ellos y ellos recuerdan las leyes de Dios olvidándose de todo.

8. Tal vez te preguntes cómo vas a poder estar en paz, si, mientras estés en el tiempo, aún queda tanto por hacer antes de que el camino que lleva a la paz esté libre y despejado. Una vez que aceptes su plan como la única función que quieres desempeñar, no habrá nada de lo que el espíritu Santo no se haga cargo por ti sin ningún esfuerzo por tu parte. El irá delante de ti despejando el camino. Se te dará todo lo que necesites. No tienes que preocuparte de nada, más bien desentenderse de todo. Descansa en ti, y que puede haber que goce de más certeza que un Hijo de Dios?

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