sábado, 16 de julio de 2016

CAPITULO 19: APARTADO C DE LA PARTE IV: EL TERCER OBSTACULO: LA ATRACCION DE LA MUERTE

1. Nadie puede morir a menos que elija la muerte. Lo que parece ser el miedo a la muerte es su atracción. La muerte concebida por el ego, sólo ejerce su poder en los que se sienten atraídos por ella, su tenebrosa sombra se extiende sobre toda cosa viviente porque el ego es el enemigo de la vida.

2. Pero una sombra no puede matar. Basta con que la atraviesen para que desaparezca. Y que ocurre con aquellos pecadores enlutados que se arrastran en dirección contraria a la vida? Toca a cualquiera de ellos con tu perdón y observa como los liberas de sus cadenas, junto con las tuyas. Gracias a tu perdón queda libre de la sentencia que le quería imponer el pecado. Es la voluntad de Dios. Cuando aceptaste el glorioso propósito de la Espíritu Santo renunciaste a la muerte y la sustituiste por la vida. La muerte es el resultado del pensamiento al que llamaste ego, la vida es el resultado del pensamiento de Dios.

Apartado I: el cuerpo incorruptible.

3. El pecado, la culpabilidad y la muerte se originaron en el ego, en oposición a la vida, la inocencia y la Voluntad de Dios Mismo. Una cosa es segura: Dios no dispone que estés aprisionados por ellos. El no reconoce el pecado ni sus resultados.

4. La arrogancia del pecado, el orgullo de la culpabilidad, el sepulcro de la separacion, son todos parte de tu consagración a la muerte, cosa que todavía no has reconocido.

5. El cuerpo es tan incapaz de morir. Como de sentir. No hace nada. No es corruptible ni incorruptible. No es nada. Es el resultado de una insignificante y descabellada idea de corrupción que puede ser corregida.

6. A ti que te has dedicado a lo incorruptible se te ha concedido, mediante tu aceptación, el poder de liberar de la corrupción. El cuerpo no puede hacer otra cosa que servir a tu propósito.

7. Aquellos que tienen miedo de la muerte no ven con cuánta fuerza y frecuencia la desean, implorandole que venga a salvarlos de la comunicación. Sólo la respuesta de Dios pone fin al conflicto. El obstáculo que tu aparente amor por la muerte supone que la paz debe superar parece ser muy grande. Pues en el yacen ocultos todos los secretos del ego.

8. Libera al cuerpo de las despiadadas órdenes a las que lo sometiste. Y perdonalos por lo que le ordenaste hacer. Al exaltarlo lo condenaste al morir, sólo la muerte podía derrotar a la vida.

9. El miedo a la muerte desaparecerá a medida que la atracción que está ejerce ceda ante la verdadera atracción del amor. El final del pecado está muy cerca. El amor protege los primeros pasos de la salvación.

10. Que peligro puede asaltar al que es inocente? Si lo que se te ha concedido está en su infancia todavía, está en completa comunicación con Dios y contigo. El milagro de la vida es eterno, y aunque ha nacido en el tiempo, se alimenta en la eternidad contempla a este tierno infante a quien cobijaste al perdonar a tu hermano y ve en el la Voluntad de Dios. Este es el bebé recién nacido en Belén. Todo aquel que lo cobije lo seguirá a la resurrección de la vida.

11. Cuando te enfrentes en incertidumbre con respecto al significado de algo, no juzgues la situación. Ponla en manos del Espíritu Santo para que el la juzgue por ti y di:
Te entrego esto para que lo examines y lo juzgues por mi.
No dejes que lo vea como signo de pecado y de muerte, ni que lo use para destruir.
Enseñarme a no hacer de ello un obstáculo para la paz, sino a dejar que tu lo uses por mi, para facilitar su llegada.

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