domingo, 17 de julio de 2016

CAPITULO 19: PARTE IV: APARTADO D: EL CUARTO OBSTACULO: EL TEMOR A DIOS

1. Si no tuvieses miedo de la muerte, recordarías al creador de la vida, la fuente de todo lo que existe. Una vez está memoria surja en tu mente, la paz tiene que superar el cuarto obstaculo.

2. El cuarto obstaculo a superar pende como un denso velo ante la faz de Cristo. Este velo obscuro, se desvanecerá ante la deslumbrante luz que se encuentra más allá de el una vez que el miedo a la muerte haya desaparecido.

3. Este velo es el más tenebroso de todos. La dedicación a la muerte y a su soberanía no es más que la promesa que en secreto le hiciste al ego de jamás descorrer ese velo y ni si quiera sospechar que está ahí. Y aquí está tu promesa de no permitir que unirte a tu hermano te aleje de estar separado.. el temor a Dios es el último paso de tu separación de tu hermano y de todo.

4. La atracción de la muerte es lo que hace que la vida parezca ser algo feo, cruel y tiránico.

5. Cada obstáculo que la paz debe superar se salva de la misma forma: el miedo cede ante el amor que hay detrás y así desaparece el miedo. El deseo de deshacerte de la paz y de ahuyentar el Espíritu Santo se desvanece en presencia del sereno reconocimiento de que amas a Dios. El hecho de que deseases el miedo era lo que hacía que pareciesen insuperables.

6. Bajas la vista al recordar la promesa que le hiciste a tus amigos: el pecado, la culpa, el ego. Y te das cuenta de que si miras ahí y permites que el velo se descarta, ellos desaparecerán para siempre. Todos tus amigos, tus protectores y tu hogar desaparecerían. No recordarías nada de lo que ahora recuerdas.

7. Te parece que el mundo te abandonaría por completo sólo con que alzaces la mirada. Lo único que ocurriría es que serías tú quien lo abandonaría para siempre. Esto es restablecer tu voluntad.

Apartado i ; el descorrimiento del velo.

8.  No olvides que has llegado aquí junto con tu hermano. No fue el ego el que os guió. Ningún obstáculo a la paz se puede superar con su ayuda. El ego no revela sus secretos. No quiere que veas su debilidad, ni que te des cuenta de que no tiene poder alguno para mantenerte alejado de la verdad. Primero alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia nacida del completo perdón de sus ilusiones y a través de los ojos de la fe que no las ve.

9. Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar miedo, a menos que hayas aceptado la expiación y haya aprendido que las ilusiones no son reales. Unamonos en un instante santo  y en la fe de que aquel que nos acompaña  te ofrecerá la inocencia que necesitas y que la aceptaras por mi amor ( dice Jesús) y por el Suyo.

10. Es es el lugar al que todo el mundo llegará cuando esté preparado. Una vez que ha encontrado a su hermano está listo. Ahí es cuando ves tú propósito y es donde eliges hacer frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para poder regresar y elegir de nuevo.

11. Hacerle frente al temor a Dios requiere preparación. Sólo los cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. Mie tras no lo perdones completamente, tu sigues sin ser perdonado. Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. Temes a los que no perdonas.

12. Este hermano que sigue estando a tu lado todavía te sigue pareciendo un extraño. En sus manos está tu salvación. Ves su locura y lo detectas porque la compartes con el. Necesitas perdonar a tu hermano, pies juntos compartiréis la locura o el Cielo.

13. A tu lado se encuentra uno que te ofrece el cáliz de la Expiación, pues el espíritu Santo está en el. El tiene el poder  de perdonar tus pecados igual que tu tienes que perdonar los de tu hermano. Vuestro Salvador se encuentra al lado de cada uno de vosotros.

14. Contempla a tu amigo, al Cristo que está a tu lado. Pensaste que había pecado porque arrojaste sobre el el velo del pecado para no ver su hermosura. El te sigue extendiendo el perdón para que compartas con el su Santidad.

15. Este es tu hermano que ha sido crucificado por el pecado y que espera ser liberado del dolor. La redención se te ha dado para que la des ha tu hermano y para que la recibas. Liberas al que perdonas y te liberas tu. Perdona los pecados que tu hermano cree haber cometido y la culpabilidad que crees ver en el.

16. Antes de condenar a tu hermano, recuerda quien es el. Da gracias a Dios de que sea Santo y de que se le haya dado el regalo de la Santidad para ti. Unete a el en la alegría y elimina todo vestigio de culpabilidad de su perturbada y torturada mente.

17. Ten fe en tu hermano. A las manos que dan se les da el regalo. Contempla a tu hermano y ve en el el regalo que quieres recibir de Dios. Contempla el regalo de la libertad que le fue dado al Espíritu Santo para ti. Liberarte junto a él al ofrecerle este regalo al Espíritu Santo .

18. Libera a tu hermano aquí , considerarlo tan inocente como Dios te ve a ti y pasa por alto sus pecados que el cree ver en si mismo.

19. Juntos desapareceremos en la presencia que está detrás del velo para encontrarnos con nosotros mismos. El cielo es el regalo que debes  a tu hermano, la deuda de gratitud que le ofreces a tu hermano como agradecimiento por lo que es el por lo que Dios lo creo.

20. Todo el mundo da tal como recibe, pero primero debe elegir que quiere recibir. Reconlcera lo que ha elegido por lo que da y por lo que recibe.

21. Has llegado a este punto porque elegiste empezar esta jornada. Tu y tus hermanos se s!zan juntos sin estar convencidos del propósito del camino ni del mundo. Más se les da para que reconozcas el propósito en tu hermano y en ti

No hay comentarios:

Publicar un comentario